El desierto de Sonora, que ocupa parte de México y Estados Unidos, más allá de ser una idílica postal para nostálgicos de Thelma Louise, oculta entre su infinito abanico de especies una variedad de sapo que se ha convertido en los últimos años en objeto de deseo de aquellos que buscan vivir experiencias sensoriales estrambóticas. O que quieren poner fin de una vez por todas a su adicción a las drogas, porque con este fin se promociona en cantidad de ocasiones el Bufo alvarius. Más que el animal en sí, son sus glándulas parótidas las que suscitan interés, pues en ellas se encuentra un cóctel de alcaloides psicoactivos que provocan alucinaciones; entre otros temidos efectos.
Originario de
México, ya hace un tiempo que no hay que cruzar fronteras para pegarse un
viaje. Según reveló La Sexta hace unos meses, en Madrid, Barcelona y Marbella
se ofrecen sesiones con sapo de bufo por 125 euros. En estos encuentros el
interesado inhala la droga en presencia de un chamán o, en todo caso, de un
acompañante que guía al consumidor.